La Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria comienza en los primeros años de la década de los ochenta. Con la creación de la universidad de Las Palmas de Gran Canaria, se pone en marcha los engranajes necesarios para su creación. Junto a esta iniciativa, auspiciada desde la Dirección General de Deportes del Gobierno de Canarias, existía una necesidad imperiosa de licenciados en educación física para nuestra comunidad.
El principal problema del deporte y la actividad física en las islas se debía a la falta de personal cualificado, ante esta circunstancia, el Gobierno regional, en coordinación con las consejerías de Educación y Deportes, implantaron un curso para postgraduados de especialización en Educación Física. Posteriormente se redactó el Informe sobre la necesidad y conveniencia de la creación del Instituto Nacional de educación Física (INEF) en Canarias, por Navarro Valdivielso y Hernández Moreno. Se articuló, de manera clara y concreta, los aspectos necesarios de la formación de los profesionales de la educación física y su relevancia a nivel regional. El informe concluía con un documentado anexo de las leyes, reales decretos y ordenes ministeriales sobre los estudios superiores de educación física (desde la Ley 77/1961, de 23 de diciembre sobre educación física (BOE 309-27/12) hasta la Ley 11/1984 de 5 de marzo de la Generalidad de Cataluña de creación del organismo autónomo Instituto Nacional de educación Física de Cataluña).
Se consigue el compromiso del Consejo Superior de Deportes de suministrar las infraestructuras que ya existían en la isla, y la universidad se encargaría de la contratación y salarios de los profesionales para impartir las diferentes materias.
En este proceso de negociaciones con los distintos organismos implicados, ocupan un lugar destacado el primer rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Francisco Rubio Royo, y el presidente del Consejo Social de la misma institución, Octavio LLinás.
Paralelamente al proceso administrativo, quedaba pendiente la realización del plan de estudios, la contratación de profesorado, las infraestructuras, la creación de los órganos de gobierno, etc. Entre las prioridades, se encontraba la necesidad de nombrar a un director para la institución que se iba a crear, entre diversas opciones es finalmente José Hernández Moreno, quien capitaneó el diseño, planificación y estructuración de la licenciatura en educación física (se concreta el plan de estudios, se diseñan las primeras pruebas de ingreso, etc.). Desde su creación es un centro plenamente integrado en la Universidad por orden de 18 de mayo de 1988, de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes que autoriza su adscripción provisional a la Universidad Politécnica de Canarias. El primer curso fue el de 1987-1988 con un plan de estudios aprobado el 2 de junio de 1989 (B.O.E. de 19 de agosto de 1989). Este hecho supuso también asumir el compromiso de crear el Departamento de Educación Física, en el que los profesores están adscritos a una de las dos áreas de conocimiento: Didáctica de la Expresión Corporal, y Educación Física y Deportiva.
En 1987 se crea finalmente el centro de enseñanza superior en educación física (Decreto 94/1987 de 21 de mayo) con la denominación de Instituto de Educación Física de Canarias (IEFC).
El primer Plan de Estudios del entonces Instituto de Educación Física de Canarias, sigue las directrices establecidas en la Orden Ministerial de 1981 y aparece publicado en el B.O.E. nº 198 de 19 de agosto de 1989, que recoge la resolución del Plan de Estudios del Instituto de Educación Física de Canarias. Tal y como marcaban las directrices, el Plan de Estudios consta de dos ciclos, el primero de tres cursos y el segundo, de dos.
Los profesores que se encargaron de iniciar los estudios el primer año (curso 1987/1988) procedían, mayoritariamente, de la enseñanza secundaria de distintos centros canarios, y provisionalmente se adscribieron al Departamento de Educación Física. Su acceso inicial se hizo a través de la articulación por parte de la Consejería de Educación de permisos en forma de «prestación de servicios» en la nueva institución académica. Al mismo tiempo, estos primeros docentes ocuparon los cargos administrativos que se estructuraron conforme a la organización del centro.
Estos años, el aulario y los despachos del profesorado eran simples barracones, y los alumnos tenían que realizar desplazamientos a distintas partes de la ciudad para realizar sus prácticas.
El IEF de Canarias supuso un cambio a lo que habitualmente se desarrollaba en otros INEF. Siguiendo los criterios establecidos en la elaboración de los planes de estudio, donde había que preparar a los alumnos en docencia, entrenamiento deportivo, recreación, actividades lúdicas, los deportes autóctonos, etc., las pruebas de acceso no respondían exclusivamente al rendimiento físico, sino también al conocimiento teórico.
Estas fueron las primeras pruebas de ingresos:
Primera prueba: test de conocimientos deportivos. Prueba escrita sobre distintos temas, como las olimpiadas modernas, reglamento de deportes olímpicos, historia y reglamento de los juegos y deportes tradicionales, etc. Segunda prueba: coordinación dinámica general. Ejercicios de lanzamiento, recepción, salto y equilibrio. Tercera prueba: adaptación al medio acuático. Ejercicios en piscina, bajo el agua y con diferentes estilos. Cuarta prueba: agilidad. Ejercicios de voltereta, salto de plintón piramidal, salto de valla, etc. Quinta prueba: resistencia aeróbica. Carrera durante doce minutos de la mayor distancia posible en un espacio plano. Sexta prueba. Conducta de decisión en deportes de equipo. De entre cuatro deportes (baloncesto, balonmano, voleyball y fútbol sala), el alumno elegía uno y otro le tocaba por sorteo. De los deportes que le tocasen, realizaba una serie de tareas ya determinadas y otras que les iban indicando sobre la marcha.
El éxito de preinscripciones del primer curso académico sobrepasó todas las expectativas.
Desde el punto de vista administrativo, estos primeros meses de existencia se vio respaldado por el acuerdo de subvención del IEFC con el Consejo Superior de Deportes. El 10 de diciembre de 1987, el Secretario de Estado para el Deporte, Javier Gómez Navarro firmó una importante ayuda económica. La Universidad Politécnica, por su parte, realizaría inversiones durante el mismo período para garantizar la infraestructura en instalaciones y en el edificio que albergaría los estudios.
En 1992, la primera promoción de alumnos se licenciaban y en el siguiente curso se estrenaron las actuales instalaciones. Si bien García Manso, por aquellos años decano del IEFC, «reconocía las grandes penurias de dotación sufridas en estos cinco años», igualmente incidía en que «esta primera promoción se caracteriza por su elevada formación y su gran motivación hacia la educación física.» Con García Manso se produce el paso de las deficitarias instalaciones de la etapa anterior, a las nuevas infraestructuras ubicadas en el Campus de Tafira, así como el paso del IEFC a Facultad.
Efectivamente, a través del Consejo Social en sesión de 9 de octubre de 1992, y de acuerdo con el artículo 14.2 de la Ley 11/1983 de Reforma Universitaria (LRU), el IEFC se convierte en la Facultad de Educación Física, y finalmente en sesión de 23 de febrero de 1995, adquiere su actual denominación: Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. En estos años, corresponde la dirección del centro a Fernando Amador Ramírez. Su etapa coincide con la plena consolidación de los estudios, de la plantilla del profesorado y con un creciente aperturismo, iniciado ya en las etapas anteriores.
Las reformas académicas que se producen por la plena adscripción a la universidad siguen las directrices generales propias del plan de estudios de Licenciatura en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (Real Decreto 1670/1993, de 24 de septiembre), que implican la elaboración de un nuevo plan de estudios adaptado a las directrices marcadas para la reforma de los estudios universitarios.
El Real Decreto 614/1997 de 25 de abril, que modifica parcialmente el 1497/1987 de 27 de noviembre, corrige algunas carencias de la normativa anterior, y desarrolla un plan de estudios con formación dirigida cada vez más a las demandas sociales de práctica de actividad física y deportiva. El BOE nº 180, de 28 de julio de 2001, publica la resolución que recoge la adaptación del plan de 1996.
Otro de los aspectos a resaltar, y que en los últimos años ha constituido un factor fundamental en el desarrollo y afianzamiento de los estudios en la Universidad, es que se imparten las enseñanzas de tercer ciclo. Los programas de doctorado diseñados desde los Departamentos universitarios, han contribuido a consolidar la presencia de los estudios de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la universidad española y a que exista un intercambio de conocimientos con otras ciencias.
Con estos hechos se produce la reflexión de los docentes en los distintos centros y en foros constituidos para el debate, el de establecer los perfiles profesionales adecuados a las demandas de la sociedad que definan las actuaciones de estos titulados, que de alguna manera han quedado descritas en el libro blanco de la titulación del año 2004.
Junto a estas preocupaciones por el desarrollo de nuevas competencias profesionales, la Facultad se centra en estos momentos en dar respuestas a las exigencias administrativas, curriculares y metodológicas del ya mencionado Espacio Europeo. En este sentido, el currículo se adapta a los cambios que la educación física, la actividad física y el deporte están demandando hoy. En definitiva, actualizar los contenidos que necesitan nuestros egresados para el futuro ejercicio profesional.